Cuando los niños apenas han aprendido a andar y mientras son muy pequeños les encanta ayudar en casa. Imitan a sus padres y quieren poner la mesa o con un trapo hacen como que limpian.
Les parece divertido llevar la ropa sucia al cesto y para ellos que les dejen ayudar a hacer la cama es un juego. Conseguir que ayuden en casa cuando ya son más grandes es una labor mucho más difícil y en ocasiones se convierte en una auténtica lucha entre padres e hijos.
Muchos adultos sólo consiguen que sus hijos ordenen la habitación, pongan la mesa o laven su taza del desayuno tras un titánico esfuerzo en el que no suelen estar ajenas las amenazas de castigos. En otras familias el niño es el auténtico rey de la casa, mientras los padres se desviven para que todo esté ordenado y a punto a su alrededor.
Pero nadie nace sabiendo y crear hábitos de autonomía es una labor de los adultos que deben transmitir a los más pequeños y lo deben hacer día a día para que los vayan interiorizando y puedan madurar tanto individual como socialmente.
Para un correcto aprendizaje, los padres deben primero decidir que quieren que su hijo haga, observarlo para saber que pueden hacer y hasta donde pueden llegar y guiarlo verbal y físicamente al principio. Elogiarle los logros y fijarse más en lo positivo que en lo negativo, suelen ser buenas estrategias, igual que verbalizar, de vez en cuando, la satisfacción que les produce los objetivos conseguidos
A cada edad una tarea doméstica
Existen numerosos y variados trabajos que se pueden hacer en casa y siempre se puede encontrar uno adecuado a cada edad.
Así, se puede empezar a partir de los tres añitos. Entonces el niños es capaz de cuidar sus juguetes y debe aprender a ordenarlos después de jugar, sin esperar a que sea un adulto quien lo haga. Ayudar a hacer la cama, recoger su cuarto, poner algunas cosas de la mesa, como el pan, o colaborar con el cuidado de los hermanos o mascotas son tareas que se pueden hacer entre los tres y seis años para ir acostumbrándolo a que debe colaborar en el funcionamiento de la casa.
A partir de los siete ya pueden hacerse la cama, recoger el baño después de ducharse, ordenar su habitación, meter la ropa en el cesto, poner y quitar la mesa y prepararse el desayuno, el almuerzo o la merienda.
Entre los 12 y 17 años los padres deben acostumbrar a sus hijos a que cambien las sábanas de la cama, barran o pasen la aspiradora, bajen la basura, pongan el lavaplatos, e incluso la lavadora. Pueden también hacer la compra y ayudar a cocinar platos sencillos y hacerse el responsable de una tarea familiar, como puede ser preparar el desayuno para todos u ordenar el trastero.
Artículos elaborados con el asesoramiento de Mar Sánchez Marchori. Directora de MSM Pedagogía Creativa
Fuente: padresonones.es
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